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Heinrich Meier

Carl Schmitt, Leo Strauss y "El concepto de lo político"

Sobre un diálogo entre ausentes


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Carl Schmitt, Leo Strauss y "El concepto de lo político"

"¿Pues qué es lo que podría hacernos enemigos irreconciliables si llegáramos a disputar sin tener una regla fija a la que pudiéramos recurrir? Quizá no se presenta a tu espíritu ninguna de estas cosas, y voy a proponerte algunas. Reflexiona un poco y mira si por casualidad estas cosas son lo justo y lo injusto, lo honesto y lo deshonesto, el bien y el mal. Porque, ¿no son éstas las que por falta de una regla suficiente para ponernos de acuerdo en nuestras diferencias nos arrojan a deplorables hostilidades? Y cuando digo nosotros, entiendo todos los hombres." Platón, Eutifrón, 7C-D

Con el Concepto de lo político Carl Schmitt alcanzó más fama y renombre que con todo el resto de su obra. Aquel breve ensayo no solo unió estrechamente el nombre de su autor con la idea de la "distinción entre amigo y enemigo", sino que también instaló esa distinción como no lo hizo ninguno de sus otros escritos. Sembró hostilidad y cosechó hostilidad. No hay duda de que -más allá de toda autoestilización científica y minimización apologética- esto respondía precisamente a la intención política de Carl Schmitt en El concepto de lo político: a un mundo que intenta escapar de la distinción entre amigo y enemigo le pone frente a los ojos el carácter ineludible de una disyuntiva radical para agudizar la "conciencia del caso extremo" (30, trad.: p. 27, mod.) y fomentar o volver a despertar esa capacidad cuya eficacia se manifiesta en aquellos "momentos en los que el enemigo se ve concreta y claramente como tal" (67, trad.: p. 65, mod.); en una época en la que "nada es más moderno que la lucha contra lo político", lo que él pretende es hacer valer el carácter "irreductible" de lo político, el carácter "ineludible" de la hostilidad, aun cuando sea él mismo quien deba enfrentarse como enemigo a todos aquellos que no ya quieren saber nada de enemigos. El teórico de lo político debe ser un teórico político. Schmitt está convencido de que un tratado sobre lo político sólo puede ser un tratado político, determinado por la hostilidad y expuesto a la hostilidad.
Fue Leo Strauss quien mostró cómo es posible responder filosóficamente a un análisis esencialmente "político" de lo político. Pero no lo hizo replegándose en lo apolítico, ocultando la lucha y la decisión, dejando de lado la oposición entre amigo y enemigo. El camino que toma en su Comentario sobre "El concepto de lo político" de Carl Schmitt es el de indagar de manera radical, profundizar y llevar al extremo las cuestiones a fin de conducir el debate hacia una discusión acerca de los fundamentos de lo político. La perspectiva filosófica no le impide a Strauss comprender el "sentido polémico" esencial del ensayo de Schmitt de acuerdo con los principios mismos de comprehensión de este último. Por el contrario, esta perspectiva lo habilita para poner de manifiesto la intención política y polémica del texto de manera más clara de lo que el propio Schmitt lo había hecho. Pero, al mismo tiempo, lo preserva de aceptar sin más aquello que Schmitt presupone como necesario, que no requiere de ninguna justificación suplementaria, a saber, que precisamente todos los conceptos de lo político tienen "un antagonismo concreto" y "están ligados a una situación concreta, cuya última consecuencia es el agrupamiento amigo-enemigo (que se manifiesta en la guerra o en la revolución)" (31). No queda claro cómo ese presupuesto, o cómo el hecho de aceptar ese presupuesto como verdadero y sin cuestionamientos, podría conciliarse con un "saber íntegro". Sin embargo, es sobre un saber semejante que Schmitt funda sus mayores esperanzas, cuando no lo reivindica para sí mismo. "De la fuerza de un saber íntegro -reza el solemne augurio con el que concluye el libro- nace el orden de las cosas humanas" (95, trad.: p. 90, mod.). Más allá de qué pueda ser ese orden en el que el augurio de Schmitt puede hallar su última justificación, un saber íntegro -como le replica Strauss a Schmitt- "jamás es polémico, excepto de manera casual" (A 34) y, considerado desde la perspectiva humana, no puede alcanzarse de otro modo como no sea con preguntas íntegras, si es que ha de ser íntegro y si es que ha de ser un saber. Las preguntas íntegras son preguntas radicales, y para hacer preguntas radicales se requiere pensar de manera rigurosa. La decisión y la rigurosidad del pensamiento muestran su eficacia cuando se piensa hasta el final las alternativas fundamentales, se despejan sus presupuestos, se dilucidan sus problemas. Esta radicalización del cuestionamiento, esta manera de tomar filosóficamente en serio la enigmática apelación a un "saber íntegro" confieren al Comentario sobre "El concepto de lo político" de Carl Schmitt su vigor argumentativo y la agudeza de la marcha de su pensamiento.
La posición excepcional que tiene El concepto de lo político en la obra de Carl Schmitt halla su correlato en el Comentario de Leo Strauss, igualmente excepcional entre los escritos que se le han consagrado. Dejemos de lado lo más evidente y atengámonos a la autoridad de Schmitt. Cuando se observa con más detenimiento, se comprueba que El concepto de lo político tiene una posición especial en la obra de Schmitt no sólo en relación con su objeto, teniendo en cuenta la manera en que lo trata y considerando su efecto. Se trata de un escrito excepcional aun por otro motivo. El concepto de lo político es el único texto que Schmitt presentó en tres versiones distintas. Se trata del único escrito cuyas modificaciones no se limitaron a mejoras estilísticas, cambios de acento sin importancia o correcciones circunstanciales, sino que presenta cambios en su concepción e importantes aclaraciones de contenido. Y se trata del único escrito en el que Schmitt reacciona a una crítica haciendo cambios significativos, supresiones, complementos y reformulaciones. Únicamente en el caso de El concepto de lo político Schmitt emprende un diálogo abierto-velado con un intérprete, encaminándose hacia una cuidadosa revisión de su propio texto. Y su interlocutor en el diálogo es el autor del Comentario, Leo Strauss. Él es el único de sus críticos cuya interpretación décadas más tarde Schmitt incorporaría con su nombre en una publicación, él único también a quien calificaría en público como un "filósofo importante". Después de todo, no necesitamos apelar a la opinión que Schmitt expresa de manera reiterada en el diálogo: que nadie había comprendido mejor que Strauss cuál había sido su intención original al escribir El concepto de lo político. Si nos atenemos a la autoridad de Schmitt, resulta aun más esclarecedora la opinión que dio a entender con sus actos, "con los hechos".

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