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Marcel Mauss

Ensayo sobre el don

Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas

editado por: Fernando Giobellina Brumana


fragmento

Introducción

Introducción
Sobre el don y, en particular, sobre la obligación de devolver los regalos

Epígrafe

Estas estrofas del Hávamál, uno de los antiguos poemas de la Edda escandinava, pueden servir como epígrafe para este trabajo, pues ponen directamente al lector en la atmósfera de ideas y hechos por donde va a moverse nuestra demostración.

39 Nunca he encontrado a un hombre tan generoso
y tan dadivoso para alimentar a sus invitados
al que "recibir no fuera recibido",
ni a un hombre tan... (falta el adjetivo)
de su bien
al que recibir a cambio le resultara desagradable.
41 Con armas y vestimentas
los amigos deben obsequiarse;
cada uno lo sabe por sí mismo (por sus propias experiencias)
Aquellos que se devuelven mutuamente los regalos
son amigos por más tiempo,
si las cosas logran salir bien.

42 Hay que ser un amigo
para su amigo
y devolver regalo por regalo;
hay que tener
risa por risa
y falsedad por mentira.

44 Tú lo sabes, si tienes un amigo
en el cual confías
y si quieres obtener un buen resultado,
debes mezclar tu alma con la suya
e intercambiar los regalos
e ir a visitarlo con frecuencia.

45 Pero si tienes otro amigo
en el cual no confías
y si quieres llegar a un buen resultado,
debes decirle palabras bonitas
pero tener pensamientos falsos
y devolver falsedad por mentira.

46 Lo mismo sucede con aquel
en quien no confías
y de cuyos sentimientos sospechas,
debes sonreírle
pero hablar a regañadientes:
los regalos devueltos deben ser similares a los regalos recibidos.

48 Los hombres generosos y valientes
tienen la mejor vida;
no tienen ningún temor.
Pero un cobarde le teme a todo;
el avaro siempre teme a los regalos.

Cahen también nos señala la estrofa 145:

145 Más vale no rogar (pedir)
que sacrificar demasiado (a los dioses):
Un regalo dado siempre espera un regalo a cambio.
Más vale no entregar una ofrenda
que gastar demasiado en ella.

Programa

Ya vemos, pues, cuál es el tema. En la civilización escandinava y en muchas otras, los intercambios y los contratos siempre se realizan en forma de regalos, teóricamente voluntarios, pero, en realidad, entregados y devueltos por obligación.

Este trabajo es un fragmento de estudios más vastos. Desde hace ya varios años, hemos centrado nuestra atención al mismo tiempo en el régimen del derecho contractual y en el sistema de las prestaciones económicas entre las diversas secciones o subgrupos que componen las llamadas sociedades primitivas y también las que podríamos llamar arcaicas. En ellas hay gran cantidad de hechos, ellos mismos muy complejos. Todo está mezclado, todo lo que constituye la vida social de las sociedades que precedieron a las nuestras, hasta las de la protohistoria. En esos fenómenos sociales "totales", como proponemos llamarlos, se expresa a la vez y de un golpe todo tipo de instituciones: religiosas, jurídicas y morales -que, al mismo tiempo, son políticas y familiares-; económicas -y éstas suponen formas particulares de la producción y el consumo o, más bien, de la prestación y la distribución-; sin contar los fenómenos estéticos a los que conducen esos hechos y los fenómenos morfológicos que manifiestan tales instituciones.
De todos esos temas muy complejos y de esa multiplicidad de cosas sociales en movimiento, aquí sólo nos detendremos en uno de los rasgos, profundo pero aislado: el carácter voluntario, por así decirlo, en apariencia libre y gratuito y, sin embargo, forzado e interesado de esas prestaciones. Éstas casi siempre han adoptado la forma del presente, del regalo que se brinda con generosidad, incluso cuando en ese gesto que acompaña la transacción sólo hay ficción, formalismo y mentira social y cuando, en el fondo, detrás de él hay obligación e interés económico. Incluso, aunque indicaremos con precisión todos los diversos principios que han dado ese aspecto a una forma necesaria del intercambio -es decir, de la propia división del trabajo social-, sólo estudiaremos en profundidad uno de todos esos principios. ¿Cuál es la regla de derecho y de interés que hace que, en las sociedades de tipo primitivo o arcaico, el presente recibido se devuelva obligatoriamente? ¿Qué fuerza hay en la cosa que se da que hace que el donatario la devuelva? Éste es el problema que en particular nos interesa, aunque también señalaremos otros. Esperamos poder brindar, mediante una cantidad bastante grande de hechos, una respuesta a esta cuestión precisa y mostrar en qué dirección puede orientarse el estudio de cuestiones vinculadas. También veremos a qué nuevos problemas nos enfrentamos: unos conciernen a una forma permanente de la moral contractual, a saber, la manera en que en la actualidad el derecho de las cosas sigue estando ligado al derecho de las personas; otros conciernen a las formas y a las ideas que siempre han presidido, al menos en parte, el intercambio y que, aún hoy, complementan en parte la noción de interés individual.

Así pues, alcanzaremos un doble objetivo. Por un lado, llegaremos a conclusiones de cierto modo arqueológicas sobre la naturaleza de las transacciones humanas en las sociedades que nos rodean o inmediatamente anteriores a la nuestra. Describiremos los fenómenos de intercambio y de contrato en esas sociedades que no carecen, como se ha dicho, de mercados económicos -pues el mercado es un fenómeno humano que, en nuestra opinión, no es ajeno a ninguna sociedad conocida-, pero cuyo régimen de intercambio es distinto al nuestro. Veremos en ellas la existencia del mercado antes de la institución de los mercaderes y antes de su principal invento, la moneda propiamente dicha: cómo funcionaba antes de que se encontraran las formas que podemos llamar "modernas" (semítica, helénica, helenística y romana) del contrato y de la venta, por un lado, y de la moneda acuñada, por otro. Estudiaremos la moral y la economía que intervienen en esas transacciones.
Y como observaremos que esa moral y esa economía aún funcionan en nuestras sociedades de manera constante y, por así decirlo, subyacente, como creemos haber hallado aquí una de las rocas humanas sobre las que están construidas nuestras sociedades, podremos deducir algunas conclusiones morales sobre algunos problemas planteados por la crisis de nuestro derecho y la crisis de nuestra economía, y allí nos detendremos. Estas páginas de historia social, de sociología teórica, de conclusiones de moral, de práctica política y económica no nos llevan, en el fondo, más que a plantearnos una vez más, bajo nuevas formas, cuestiones antiguas pero siempre renovadas.

Método empleado

Hemos seguido un método de comparación precisa. Primero, como siempre, sólo hemos estudiado nuestro tema en áreas determinadas y escogidas: Polinesia, Melanesia, noroeste de América del Norte, así como algunos derechos muy significativos. A continuación, como es natural, sólo hemos escogido derechos que, gracias a los documentos y al trabajo filológico, nos brindaban acceso a la conciencia de las propias sociedades, pues aquí se trata de términos y de nociones; esto restringía aun más el campo de nuestras comparaciones. Por último, cada estudio se ha centrado en sistemas que nos hemos limitado a describir, uno tras otro, en su integridad; renunciamos, pues, a una comparación constante donde todo se mezcla y donde las instituciones pierden su color local y los documentos, su sabor.

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