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José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski

"Cómo sucedieron estas cosas"

Representar masacres y genocidios


notas de prensa

El desafío de narrar lo inenarrable
Agencia CTyS - UNLAM - Argentina, 3/22/2016

Cómo describir lo indescriptible
El País - España, 1/9/2016

La imagen invertida
www.fronterad.com - Argentina, 3/8/2015

José Emilio Burucúa. "La percepción estereotipada del otro es casi genética de la especie humana"
La Nación - Argentina, 10/19/2014

Hacer pensar
Perfil - Argentina, 10/19/2014

Imágenes del horror que hablan en espejo
La Nación - Argentina, 9/7/2014

título de la nota: El desafío de narrar lo inenarrable
autor de la nota: Nicolás Camargo Lescano
medio: Agencia CTyS - UNLAM - Argentina
fecha: 3/22/2016

extracto
En Cómo sucedieron estas cosas (2014), José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski analizan las posturas sobre las posibilidades de narrar lo aparentemente inenarrable. "Se plantean varias cuestiones. En primer lugar, se argumenta que se trata de crímenes de tal magnitud que es imposible, a partir de las herramientas del lenguaje o la figuración, contar estas experiencias terribles -plantea Kwiatkowski, doctor en Historia e investigador del CONICET-. Incluso en el caso de los perpetradores hay ejemplos históricos en los que sostienen que las palabras no alcanzan para contar lo que pasó".
En el caso argentino en particular se suma la cuestión del pedido de justicia por los desaparecidos. Este escenario permitió el surgimiento de una fórmula conocida como duplicación o uso del doble, tales como la silueta. "Tiene que ver con que las desapariciones no permiten a los familiares de las víctimas completar el ritual funerario usual luego de la pérdida del ser querido" explica Kwiatkowski, que además es docente de la Universidad Nacional de San Martín .
***
Para los expertos consultados, el paso del tiempo modifica los modos de representación, ya que también cambian los interrogantes, lo que se puede decir o cómo se lo dice. [...] Kwiatkowski considera que cuando un grupo político utiliza fórmulas como la de la cacería o el infierno para describir a sus enemigos, "deberíamos prevenirnos respecto de la intención de deshumanizarlos y de la posibilidad de que una masacre tenga lugar".

Fuente: www.ctys.com.ar

título de la nota: Cómo describir lo indescriptible
autor de la nota: José Emilio Burucúa
medio: El País - España
fecha: 1/9/2016

extracto
El estreno de la película sobre el Holocausto El hijo de Saúl, Gran Premio del Jurado de Cannes, reabre el debate sobre los límites en la representación de matanzas y genocidios.

Es probable que ninguna prohibición cultural tenga por qué ser respetada más allá de cierto tiempo posterior al fenómeno, sin duda horrible, que la ha engendrado. La excepción a esto sería la ruptura simbólica del quinto mandamiento de Moisés y de los dos tabúes mayores de la civilización -el parricidio y el incesto-. Por ruptura simbólica habría que entender una apología, más que nada estética, de la matanza de nuestros semejantes, de las relaciones incestuosas o del asesinato del padre. Esto no quiere decir que las artes y el pensamiento se abstengan de reflexionar sobre esos crímenes o de representarlos. Más bien lo contrario. La poesía, el teatro, las artes visuales, el cine y el examen ético o antropológico han probado ser los instrumentos más eficaces para educar a los seres humanos en el espanto racional que los actos bárbaros deben inspirarnos, en aras de la continuidad de nuestra vida social.
Sin embargo, ha sido comprensible y hasta necesario que, al elegir el Holocausto como materia prima, el acto estético haya procurado evitar durante dos o tres generaciones la ficcionalización de lo ocurrido en los campos de exterminio y su representación en imágenes, sobre todo la del núcleo infernal, la del abismo que devoró toda huella de lo humano en las cámaras de gas. La premisa de la película húngara El hijo de Saúl, -que llega a los cines de España el viernes tras su estreno en Francia- desobedece tanto el dictum de Adorno sobre la imposibilidad de hacer poesía después de Auschwitz como la oposición tenaz de Claude Lanzmann a incluir fotos o escenas documentales tomadas en los lager [campos de concentración] en su película Shoah. Ambas fueron formas casi coercitivas de expresar la certeza de que el respeto de las víctimas demandaba convertir aquellas precauciones en mandamientos.
***
Quizá El hijo de Saúl pase a formar parte de la serie histórica de descripciones infernales explícitas acometidas por Dante, El Bosco, Beccafumi, Rubens, Milton, y de las metafóricas de Joseph Conrad, Francis Ford Coppola o las novelas de caucherías. Igual que estas, El hijo de Saúl construye -a pesar, y también debido a su carácter estético- una representación de lo verdaderamente acontecido en un fenómeno de crueldad masiva y radical (la Shoah, en este caso), capaz de competir con el relato historiográfico.

Fuente: www.cultura.elpais.com

título de la nota: La imagen invertida
autor de la nota: Pablo E. Chacón
medio: www.fronterad.com - Argentina
fecha: 3/8/2015

extracto
El ensayista José Emilio Burucúa ubicó la destrucción -la semana pasada, en la ciudad de Mosul- de una serie de piezas de inmenso valor a manos de las milicias del Estado Islámico (EI), como una pérdida irreparable, y como un episodio más en la historia de la iconoclastia, es decir, del odio a las imágenes, bajo la sospecha de que la vista de la estatua del dios que se adoraba suponía un poder simbólico por el cual los comitentes estarían en al amparo de un poder durante sus vidas y sus muertes.
El especialista nació en Buenos Aires en 1946. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Profesor visitante en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Investigador del Instituto Getty (California), y de institutos de Florencia y Berlín. Es miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes y profesor de Historia Cultural en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Su último libro publicado es "Cómo sucedieron estas cosas". Representar masacres y genocidios, publicado por la editorial Katz, en coautoría con Nicolás Kwiatkowski.
***
- Hubo episodios previos, a lo largo de la historia, pero éste parece incorporar una dimensión de representación, o mejor, de exageración teatral. ¿Es así? Si como se dice, entre los miembros del EI hay muchos jóvenes formados en Europa, parece difícil que ignoren el valor de ese patrimonio.
- A decir verdad, la cuestión económica e incluso la cuestión moral de la preservación del patrimonio me parecen temas secundarios. Hay que incluir estos episodios más bien en la larga historia de la iconoclastia, es decir, el odio a las imágenes, fundado en las sospechas acerca del poder que ellas podrían ejercer sobre las conciencias de quienes adoran a un dios espiritual y trascendente. Cualquier veneración hacia representaciones de ese dios implicaría transformarlo en un ídolo y limitar nuestros conceptos de su grandeza. Por ello, la religión mosaica del Decálogo, una parte del cristianismo y el Islam condenan la producción de imágenes de la divinidad. Adviértase que se trata de la prohibición de imágenes destinadas a la adoración y al culto. En rigor de verdad, no son las imágenes en general las que son condenadas. Como es bien sabido, la mayoría de las confesiones cristianas terminaron por aceptar las imágenes de Cristo, María y los santos, aunque nunca como objeto de culto sino sólo como instrumento que pretende guiar el pensamiento más allá de lo representado. De todos modos, los estallidos de iconoclastia en la historia del cristianismo y del Islam fueron numerosos. En el primer caso: la destrucción de imágenes en Bizancio entre los siglos VII y IX, la furia de calvinistas y anabaptistas en la Europa occidental del siglo XVI, las iconoclastias asociadas a las revoluciones que se plantearon, en algún momento de su despliegue, una política abiertamente anticristiana (Francia en 1793-94, Rusia durante la guerra civil de 1918-1921).

Fuente: www.fronterad.com

título de la nota: José Emilio Burucúa. "La percepción estereotipada del otro es casi genética de la especie humana"
autor de la nota: Astrid Pikielny
medio: La Nación - Argentina
fecha: 10/19/2014

extracto
El historiador del arte José Emilio Burucúa, uno de los intelectuales más importantes de la Argentina, doctor en Filosofía y Letras y miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes, maneja con sensibilidad, gracia y habitualidad un gigantesco archivo de imágenes.
Desde hace unos años, Burucúa destina esfuerzos a investigar las representaciones de la masacre histórica y las formas mediante las cuales las personas han intentado explicarlas y contarlas, mediante textos, imágenes y otros medios. El resultado de esa pesquisa poco común es su último libro, "Cómo sucedieron estas cosas". Representar masacres y genocidios (Katz), escrito en coautoría con el historiador Nicolás Kwiatowski.
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-¿Qué dificultades o límites encuentran las representaciones de las masacres? ¿Cómo dar cuenta del horror en su cabal dimensión?
-Ése fue un problema desde el comienzo mismo de la historia y del ejercicio de las artes visuales. Frente al hecho límite de la masacre y más tarde de las masacres sistemáticas o genocidios, siempre historiadores y artistas se toparon con el problema de cómo presentar algo que está en el límite de la presunta irrepresentabilidad. Pero siempre lo enfrentaron y buscaron, en los límites de sus capacidades y de su know how, la manera de poder representar. Porque representar implica, hasta cierto punto, explicar. Si yo represento, narro, y tengo que forzosamente hablar de causas y efectos. Incluso para decir que desconozco la causa de algo. A pesar de que existe esa conciencia de la dificultad e incluso de la irrepresentabilidad, siempre se intenta quebrar esa barrera. Y así es como se han ido construyendo fórmulas.
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-¿Cuáles son esas fórmulas?
-Creemos que la primera que aparece como fórmula es la cacería: asimilar las grandes matanzas de hombres a las grandes matanzas de animales. Entonces, esa pareciera ser una manera de representar en donde la explicación de lo que ocurre remite a una suerte de impulso hacia la violencia como la que tiene el cazador. Otra fórmula que ya encuentra una explicación es la del martirio: los masacrados tienen una fe por la que están dispuestos a dar la vida. Martirio significa en griego "testigo". El masacrado no tiene absolutamente ninguna culpa ni responsabilidad por remota que sea de aquello que le está aconteciendo. En ese momento se es inocente absoluto. Pueden haber sido hasta monstruos en su vida anterior, en el plano individual, pero eso es absolutamente irrelevante para definir y pensar lo que les sucede en ese momento. Una tercera fórmula se vinculó con la idea del infierno como lugar de tormentos inigualados.
***
-El primer video que circula impacta fuertemente. Uno se pregunta si, cuando empiezan a repetirse con cierta regularidad, no se produce cierto acostumbramiento o naturalización del horror.
-Después es hábito y enseguida creamos una especie de escudo. A mí me parece que lo que sí hay que analizar es la difusión y el impacto de lo inmediato. Ése es el tema: esto ocurrió hace algunos minutos y no hay distancia. Lo estoy viendo casi en directo. Y eso para mí, esa pérdida de la distancia, tiene un efecto devastador. Además, hay otro hecho fundamental, que es dónde lo vemos: en nuestras computadoras. Está bien, algunos pueden usarlas de manera perversa, pero en el 90% de los casos la computadora es un instrumento de comunicación humana válido, es un instrumento de benevolencia y de bonhomía -estamos felices y alegres de poder comunicarnos con los que queremos y que están lejos, podemos verlos y enviar y recibir imágenes- y de pronto este instrumento está invadido por este espanto. Recibimos eso en un correo electrónico, Facebook o Twitter, cuando lo que solemos recibir a través de eso son cosas agradables de la vida. Y de repente al horror lo tenemos ahí. Si podemos darnos cuenta de que no hay novedad en el contenido y de que la historia humana está llena de estos ejemplos, podemos quizás evitar el colapso de toda racionalidad frente a esto.
***
-Me pregunto si a pesar de lo "cerca" que la globalización nos pone a todos de todo, hay lugares que sólo conocemos estereotipados por las representaciones que nos llegan de la violencia, la guerra o el desastre humanitario, como Medio Oriente o África.
-Hoy puede ser que los medios masivos hayan contribuido a la formación de visiones estereotipadas, pero eso no es ninguna novedad en el campo de la cultura. La literatura, la historiografía, el teatro formaron visiones estereotipadas del otro desde el comienzo de la historia: los griegos estereotiparon a los persas, los romanos a los germanos, los cristianos a los musulmanes, y viceversa, los europeos blancos a los negros africanos, y así sucesivamente. El fenómeno de la percepción cristalizada, simplificada y empobrecida del otro es casi genético de la especie humana. Lo cual no quiere decir que los amigos de la razón no debamos combatir sin tregua los estereotipos.

Fuente: www.lanacion.com.ar

título de la nota: Hacer pensar
autor de la nota: Damián Tabarovsky
medio: Perfil - Argentina
fecha: 10/19/2014

extracto
A lo largo de sus libros, Burucúa indaga en la modernidad clásica con una pasmosas naturalidad cosmopolita, un conocimiento específico asombroso y una rareza para la escena cultural argentina que lo vuelve un ensayista único.
***
A esta extraordinaria bibliografía, debemos agregar ahora su más reciente opus, en colaboración con Nicolás Kwiatkowski: "Cómo sucedieron estas cosas". Representar masacres y genocidios, publicado por Katz Editores. El texto analiza y recorre aquello que el subtítulo promete, desde una Introducción que funciona a modo de repaso exhaustivo de la más destacada producción intelectual sobre el tema, hasta un imprescindible Apéndice II dedicado a las "representaciones musicales de las masacres en el siglo XX" (que contiene lamentablemente una última página de más: el salto a Víctor Heredia y otros por el estilo, se me hizo innecesario, por apresurado y superfluo). Entre medio, hay uno de los mejores textos jamás escritos sobre la noción y los efectos del Doppelgänger en la cultura moderna, y para volver sobre ese segundo anexo, una finísima lectura de Il canto sospeso, de Luigi Nono, obra 1955, en la que compila cartas de resistentes al nazismo sobre un fondo de composición serial.

Fuente: www.perfil.com

título de la nota: Imágenes del horror que hablan en espejo
autor de la nota: José Emilio Burucúa
medio: La Nación - Argentina
fecha: 9/7/2014

extracto
Las imágenes de las ejecuciones llevadas a cabo por Estado Islámico (EI), transmitidas a toda la Tierra mediante las redes sociales, han provocado una sensación universal de horror y rechazo. El efecto de escándalo y repulsión sobre nuestras conciencias es más que comprensible, pero debemos sobreponernos para intentar una comprensión racional del asunto (que no signifique justificar los hechos abominables).
¿Hay antecedentes de algo parecido? Y si así fuera, ¿qué es ya sabido y qué es nuevo en el fenómeno? ¿A qué conclusiones morales y políticas nos permitiría llegar un análisis semejante?
En primer lugar, las escenas que vimos podrían inscribirse en una serie iconográfica larga y antigua. Basta con pensar en el dibujo que Leonardo hizo de Baroncelli ahorcado en Florencia, los grabados de ejecuciones como la de Anne du Bourg en 1559 o la de María Estuardo en 1587, que tuvieron una difusión enorme en la Europa del Siglo de Hierro. Los propósitos de quienes los producían y los hacían circular eran básicamente dos, muy antagónicos: infundir el temor que había de inspirar la justicia de la majestad real, o bien, en el marco de los enfrentamientos religiosos, mostrar al ajusticiado como la víctima y el mártir de una violencia culpable.
La visión de las matanzas de rehenes por parte de EI reproduce las viejas emociones contrapuestas y, en tal sentido, no entraña nada nuevo. Quizás el espanto que han producido en nosotros sólo surja de la circunstancia de que, al contrario del siglo XVI, tomas parecidas no pueblan el horizonte de nuestra sensibilidad cotidiana desde hace mucho tiempo. Me animaría a decir que algo cercano sólo se remonta a las fotos espeluznantes de la masacre de Nanking en diciembre de 1937, aunque la foto llamada "De la ejecución de Saigón", en 1969, también pertenece a la constelación que examinamos.

Fuente: www.lanacion.com.ar

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